EL CONDE LUCANOR

Don Juan Manuel, nacido en Escalona (Toledo) en 1982 era sobrino de Alfonso X el Sabio y nieto de Fernando III el Santo.
Instruido en el conocimiento de las artes marciales, del latín y de la historia e intervino activamente en las luchas nobiliarias durante la minoría de edad de Fernando IV y Alfonso XI.
Expresa en su obra literaria, las intrigas políticas que vivió intensamente y se manifiesta una fuerte contradicción.
Por un lado el orgullo que sentía por su linaje, su poderío social y económico y por otro la humildad que, como escritor, manifiesta a veces.
Participa valientemente en batallas contra los moros y en 1348 muere y es enterrado en el monasterio de Peñafiel (Valladolid).
Don Juan Manuel es un signo más de la transformación que se estaba produciendo en el siglo XIV, al abandonar la aristocracia su aislamiento e incultura y hacerse cortesana y culta.
Desaparece la diferenciación entre el caballero - hombre de armas - y el clérigo - hombre de letras. Ambas actividades combinadas se dan en la persona de don Juan Manuel.

El escritor


Don Juan Manuel proporciona muchos datos biográficos en sus obras y dejó pruebas fehacientes de su responsabilidad de escritor, de su conciencia literaria y de asumir plenamente la autoría de sus obras.
Para evitar que se le atribuyera algo que podía obedecer a ignorancia o a incuria de copistas apresurados, depositó sus manuscritos en el monasterio de Peñafiel.
Pertenece a la tradición literaria didáctico-moralizante de la Edad Media: educa y moraliza de manera agradable, es decir, enseña deleitando

Su obra


Su producción literaria es variada y se conoce porque él mismo dejó constancia de ella en sus prólogos, aunque algunos títulos se han perdido a pesar de su interés en la transmisión de los escritos.
Entre las obras conservadas cabe resaltar:
Libro del Caballero et del Escudero,
Libro de los Estados,
Libro de la caza
y Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio.

El Conde Lucanor o Libro de Patronio

Estructura


El libro de Patronio está formado por dos prólogos y cinco partes bien definidas, la más interesante es la primera, que consta de 51 "enxiemplos" o apólogos.
Cada cuento se estructura idéntica y rígidamente de la siguiente manera:
Un joven señor feudal, el conde Lucanor, consulta a su ayo ante los muy diversos problemas que se le plantean en el gobierno de sus estados. Patronio le responde con un cuento o ejemplo alusivo al problema planteado y deduce una enseñanza moral.
Se dice que el conde la aplica y que le va bien. Don Juan Manuel resume la moraleja en un pareado que remata el enxiemplo.

Temas


Los diferentes temas que aparecen a lo largo de toda la obra son muy variados y de todos los estados y estratos sociales - ricos y pobres, nobles y plebeyos, mercaderes, frailes, burgueses y prelados - están todos presentes en ella.
Con ello don Juan Manuel nos muestra la realidad española de la época en toda su riqueza y complejidad.

Lengua y Estilo


El empleo de una lengua tan selecta es el resultado de la búsqueda constante de un estilo personal por parte de don Juan Manuel.
La selección del vocabulario, la claridad de la expresión y la concisión nos revelan el gran afán didáctico del autor.
Se distingue la presencia de un léxico abundante y selecto, la adjetivación precisa y las frases cargadas de intención.
Pero aparecen rasgos de inmadurez lingüística como la constante repetición de la conjunción copulativa "et ... et".
Aparte de esto se aprecia una reiteración del verbo "dezir", a veces sustituido por los verbos "contar, preguntar, responder, rogar, ..."

Fuentes


La mayor parte de los ejemplos procede en primer lugar de cuentos y fábulas orientales.
Además, también provienen de fuentes clásicas, de la tradición española - el cuento de la lechera - y de la eclesiástica - la Biblia.

El Arcipreste rehace estos cuentos y los convierte en una pequeña obra maestra con un sello personal.

Propósito de la obra


El propósito de la obra es expresado claramente en el primer prólogo de la obra: se pretende el provecho para aumentar la fama, la honra y la hacienda - preocupaciones típicas del noble castellano - y además conseguir la salvación del alma.
De esto se puede deducir el afán didáctico y moralizador de todas las obras de don Juan Manuel.
La enseñanza moral, religiosa y filosófica que pretende el autor y su intento de defender su clase social y la honra se puede entrever también en el apólogo de origen oriental.

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