Yo te ruego ante ti, caida de hinojos
que no llores por mi, mi amor, mi dulce encanto,
no a cenizas reduzcan los despojos
del corazon que lacero el quebranto.
Pierdan mas bien su luz mis pobres ojos,
si han de ver en los tuyos triestes llanto;
lluevn sobre mi pecho mil enojos,
con ellos penare pero no tanto.
Acaba mi existencia carcomida
la man do un dolor tenaz y fuerte,
o el martirio mas cruel, madre querida.
mas feliz, sin llorar, pueda tenerte,
que el morir, sin tu pena, fuera vida,
y el vivir con tus lagrimas es muerte.